Múltiples son los impactos negativos y positivos sobre el medioambiente originados por el transporte. Los negativos abarcan desde la ansiedad y la sensación de no sentirse seguros, tanto al interior de un vehículo en movimiento o debido al elevado tráfico, pasando por el ruido, especialmente a las horas pico, y la contaminación atmosférica, entre varios otros. Los impactos positivos, están referidos, por lo general, a la mejora del entorno en las zonas a las cuales el transporte tiene acceso.
Quizás la contribución del transporte motorizado a la contaminación ambiental en términos de contaminación atmosférica y de ruido es la que más salta a la vista nuestra.
“El transporte motorizado es derrochador de energía y de terreno y origina una gran contaminación en el mundo actual”, sostiene Kiely, experto en Ingeniería Ambiental; en realidad, muchos de los contaminantes atmosféricos, que tienen como fuente el transporte, se deben a la quema de combustibles fósiles de mayor o menor grado contaminante, como la gasolina y el diesel.
Aunque en general, desde hace algunos años, hay una tendencia a la disminución en los niveles de contaminantes atmosféricos, los datos de contaminación atmosférica en las ciudades latinas arrojan cifras alarmantes, Ciudad de México está catalogada como la ciudad con niveles más altos de emisiones atmosféricas tóxicas, debido a los gases de escape de los vehículos motorizados.
El sector del transporte genera alrededor de 1/3 de las emisiones totales de compuestos orgánicos volátiles (COV), óxidos de nitrógeno y plomo y más de 2/3 de óxido de carbono (CO). Los compuestos orgánicos y el monóxido de carbono, son productos de una combustión ineficiente, esto puede ser salvado con la introducción al mercado de sistemas de inyección, los mismos que proporcionan una dosificación más precisa de combustible para los cilindros y una reducción significativa en la emisión de contaminantes.
La introducción del transporte motorizado en su época resultó providencial, puesto que, en las ciudades americanas, al reemplazar los caballos por coches, además de facilitar el desplazamiento a distancias largas, se logró la eliminación del cólera. Desde entonces hasta nuestros días, el incremento en posesión de vehículos ha aumentado en 3% anual y con ello la emisión de contaminantes atmosféricos.
Nuestras ciudades, muy rápidamente han cambiado y dejando de lado tranvía y trenes, con gran flexibilidad se han adaptado al uso de motorizados como medio masivo de transporte, en cada ciudad año a año el parque automotor va en ascenso, una muestra de esto es la existencia de alrededor de 142.000 vehículos solo en el municipio de Cercado en Cochabamba. Una gran parte de los vehículos en nuestras ciudades son responsables de la contaminación atmosférica, la Alcaldía de Sucre, por ejemplo, ha detectado y reportado que el 50% de los vehículos particulares y el 80% de los vehículos públicos tienen altos índices de contaminación atmosférica.
La tendencia al incremento de vehículos motorizados es cada vez mayor, aunque contradictoriamente, en muchos países, como Alemania, se hace cada vez mayor la promoción del uso de la bicicleta, como medio de transporte no contaminante.
A largo plazo, quizás, problemas tales como el calentamiento global, harán que el uso de vehículos se reduzca, sin embargo, es un hecho que en el presente y en el futuro, no podremos prescindir del transporte, este está asociado a todas las actividades humanas. Sin embargo, no es necesario esperar largos plazos y mas bien es urgente tomar acciones por nuestra propia cuenta, es decir tendrían que surgir soluciones, al menos paliativas, que emerjan de los mismos propietarios y usuarios del transporte motorizado. En este sentido, hay muchas acciones que podemos poner en práctica para disminuir el uso de motorizados y consecuentemente los contaminantes atmosféricos que este genera.
A manera de orientación, he aquí algunas acciones que podríamos ponerlas en práctica:
Si estamos de salida en nuestro vehículo, hagamos un uso óptimo de este, es decir procuremos transportar varias personas en un solo vehículo, para ello podemos coordinar entre varios miembros de la familia o entre compañeros de trabajo y utilizar el mismo carro.
Si tenemos un vehículo grande, podemos coordinar con familias amigas que viven en nuestro barrio u otros vecinos que no tengan auto, para el transporte de los niños al colegio, o la salida conjunta a hacer compras. Esta actitud, además de ser amigable con el medio ambiente permite estrechar vínculos de amistad, acciones como estas ya han sido puestas, en práctica, con mucho éxito, desde algunos años.
Otra acción es realizar actividades a pie, sobretodo si no llevamos prisa o si las distancias a recorrer son relativamente cortas. Las caminatas además de evitar el uso desenfrenado de autos, son un medio para mantenerse no solo en forma sino saludable.
Finalmente, si esta a nuestro alcance, podríamos cambiar nuestro viejo vehículo, por un motorizado a inyección.
Lo importante, es recordar a la hora de actuar, que en materia de contaminación ambiental la sociedad en su conjunto es responsable y cualquier pequeña acción que hagamos individualmente es siempre significativa.
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